Macrotia: es un desarrollo exagerado del pabellón que suele ser de tipo bilateral aunque a nivel clínico no tiene mucha repercusión.
Microtia: es un desarrollo escaso del pabellón que la mayoría de los casos produce orejas deformes.
Agenesia del oído: alteración del oído externo. Puede ser aplasia, o carencia total del pabellón auditivo externo, o anotia, ausencia del pabellón y del conducto. En este sentido dependiendo del grado de carencia, será más o menos importante la lesión.
Orejas decoladas o en asa: implica alteración de los ángulos normales de disposición de la oreja, con respecto al plano craneal. Por término medio estos ángulos oscilan en torno a los 30º, hablando de decolados, en valores superiores a los 50º. Presentan afectación sobre todo estética y se generan por un desarrollo excesivo de toda la zona cartilaginosa que constituye la concha auricular.
Fístulas: pequeños conductos o trayectos que se originan por encima del trago y por delante de la raíz del hélix con morfología tubular y longitud variable que terminan en un fondo de saco ciego. Pueden ser externos o internos, lo que justifica que en muchos casos pasen desapercibidos y que se detecten debido a las secreciones que emiten, que irritan e inflaman la entrada al conducto auditivo externo.
Poliotia: aparición de más de un pabellón auditivo. Son frecuentes sobre todo en los casos en los uno de los pabellones tiene morfología y tamaño normal, mientras que el resto aparecen como apéndices auriculares de tamaño variable que se disponen alrededor del principal.
Tubérculo de Darwin: (orejas de diablillo). Deformaciones que aparecen por un crecimiento sobre todo en la parte superior del hélix que da a la oreja un aspecto puntiagudo.
Todas estas alteraciones presentan en general poca afectación a nivel auditivo y son intervenibles quirúrgicamente.