La Trompa de Eustaquio es un conducto que comunica la cavidad timpánica con la nasofaringe, funcionando así como un mecanismo que permite la entrada y ventilación de aire en la caja timpánica. (ver anatomía del oído).
Está compuesta por una porción ósea (1/3), y una porción cartilaginosa (2/3). Conjuntamente ambas porciones abarcan unos 4cm de longitud. La porción ósea se origina en la pared anterior o ventral de la caja timpánica y desde ahí comienza un trayecto hacia la faringe que se va estrechando hasta un punto en el cual comienza la porción cartilaginosa que continua el trayecto pero aumentando el diámetro del conducto hasta llegar a la nasofaringe.
Las trompas pueden bloquearse por muchas causas, como resfriados, infecciones crónicas del oído medio, rinitis, hipertrofia adenoidea, y alteraciones del tabique nasal. Si se produce obstrucción de la trompa de Eustaquio, entre la obstrucción y el tímpano se produce una reabsorción del aire acumulado, produciéndose un vacío que condiciona una retracción del tímpano por presión negativa, después de lo cual puede generarse un acúmulo de cerumen, material purulento, sangre o cualquier otra colección líquida susceptible de infectarse. Esto dificulta la funcionalidad de la trompa y la audición.
La desobstrucción puede conseguirse mediante bostezo, masticando o mediante maniobras de Valsalva.
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